Cabujón lapislázuli

Esta piedra de color azul trae vitalidad y relajación para el cuerpo y la mente. Ayuda a desarrollar los poderes de la mente. Inspira creatividad, expresión y estabilidad. Totalmente apropiada para la gente que padece migraña.     Es sumamente apropiada para quienes consultan el Tarot, que pueden usar una joya de lapizlázuli o tener una piedra en su sitio de consulta. Su mezcla de colores entre el gris veteado, los reflejos dorados y el fondo azul intenso hacen que se parezca al aspecto del cielo al amanecer. Por esto se le atribuyen poderes de los dioses como la protección. Sus colores representan el cielo y, por lo tanto, la iluminación espiritual de los seres humanos que, además, nos abre las puertas del más allá para que podamos comprender lo que nos espera en el más allá.         Podemos decir que el lapislázuli es la piedra que nos lleva a la calma en su máxima expresión. Nos ayuda a solucionar los problemas y a traernos la paz y la energía y los vínculos positivos a nuestra vida. Es una piedra curativa y calmante. Con sólo tocar el cuerpo mejora la condición física, espiritual, psiquica y emocional. Es una piedra espiritual, que refleja vibraciones pacíficas. Estimula la espiritualidad y la bondad de quien lo lleva. Se usa en rituales para atraer el amor espiritual. Es considerado como un poderoso amuleto de fidelidad y se usa para fortalecer vínculos entre amantes.             Meditar con ella a diario nos ayuda a aumentar la conciencia psiquica, estimulando las cualidades mentales superiores y nos anima a afrontar la verdad sea cual sea. Se puede usar para adivinar el futuro, bien colocandola en una bolsa junto al tarot, o bien meditando con ella y haciendo las preguntas pertinentes a la piedra. Esta nos revelará la información que ansiamos.       Para su limpieza no se debe usar el común método de agua y sal, puesto que perdería sus propiedades especiales. Para cargarla nuevamente con su energía natural, lo mejor que podemos hacer es ponerla al sol durante todo el día, y luego a la luz de la luna, en un día de luna llena o cercano a ese día. Simplemente lo dejamos en el balcón o en la ventana, y cuando nos levantemos de la cama la cogemos con nuestra mano y la piedra ya volverá a disponer de toda su energía.